Contemplo la tarde pasada con absoluta lejanía, ¿y la noche? Entre sábanas desconocidas. Una nueva mañana despierto en vidas ajenas. Salgo al exterior, ya me he despedido con anterioridad; ahora busco dejarme seducir bajo el ritmo de la ciudad. Ruidos de voces que me resultan extraños, golpes de tacones resonando en las paredes de cada calle que voy encontrando, simulacros de sonrisas que surgen de primeras plantas, gentes que circulan con miradas ausentes.
El sol reluce por encima de la fachada del edificio más alto de la ciudad; asomado a su terraza alguien limpia los cristales de la única farola que existe en este país mientras trata de espantar a una gaviota, que piensa hacer de aquel lugar su hogar. Más abajo continuó mi paso sin dirección aparente, camino por caminar, sigo la inercia, eché a andar e imagino que en algún momento habré de parar. Siento las gotas de sudor recorriendo mi frente, deseo arrancarme la ropa molesta del cuerpo, ¡se va también desnudo por la vida!
Una anciana llama la atención a su joven nieta para que no se vaya lejos, el perro del hombre de bigote cuarentón no deja de ladrar para que le lancen la piedra anhelada, un grupo de jóvenes corren veloces por encima de la negra arena de la playa; mientras todo esto sucede, me cuestiono acerca de la indeterminada cantidad de sucesos que pueden ocurrir en apenas un insignificante segundo.
La fatiga comienza a hacer mella en este trasnochado cuerpo, busco en una volátil panorámica el mejor espacio para dar con mis huesos sobre el suelo. A escasos metros, una joven pasea distraída, tararea una canción ajena al mundo y como por intervención divina, la merma física queda relegada al olvido. Ahora eres tú quién, de nuevo, centras la atención de todos los sentidos. Vuelta a empezar............
Este texto me ha gustado especialmente, ya que la espalda me parece que explica mucho de nosotros. Ademas hay espaldas muy bellas.
ResponderEliminarLa de la foto sin ir más lejos es una espalda bellísima, con una musculatura perfectamente definida, cosa de la que pocas mujeres pueden presumir. Perdón es defecto profesional esta observación.
ResponderEliminarVeo que mientras yo me muero de sed, tú tienes una fuente de agua, afortunado eres!!!
Es bueno seguir buscando en ese poder que ejerce la seducción. Porque creo que, cuando se ejerce el poder de seducción, y la complicidad, los sentidos lo agradecen, y con ellos el Amor.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu descripción... y coincido con mis vecinos de comentario, la espalda de esa mujer es bellisima.
que bonita espalda y q bonito el texto, yo kiero una de esas pero del sexo contrario claro....jajajaj
ResponderEliminarCierto, bonita espalda. Quisiera una asi pero que fuera mia :D
ResponderEliminarU otra, pero que despertara estos sentires, porque una espalda que quita fatigas y despierta deseos con solo mirarla no es cualquier espalda...
Hermoso.
Eva(M)
hermoso paisaje donde encontrarse
ResponderEliminarQue bueno, como siempre. tus escritos reflejan una persona pura, algo ingenua, sencilla, positiva y sobretodo: TIENES CARA DE BUENA PERSONA. Gracias por tus escritos, cada vez que los vleo, el mundo me parece un poquito mejor.
ResponderEliminar(una fan)
Gracias por los comentarios, también coincido en la belleza de la espalda expuesta:)
ResponderEliminarAnónimo, gracias por tus palabras especialmente. Es un placer y un enorme halago, de veras. Besos.
Besos y abrazos para todos.
me cuestiono acerca de la indeterminada cantidad de sucesos que pueden ocurrir en apenas un insignificante segundo
ResponderEliminarCuántas vidas paralelas a la nuestra. Mientras algunos abren los ojos, otros cierran una vida...Yo también me pregunto muchas veces cuántas cosas pasan al mismo momento.
Un beso Daniel