Tú mismo te desprecias, Pequeño Hombrecito. Dices: "¿Quién soy yo para tener una opinión personal, para decidir mi vida, para decir que el mundo me pertenece?" Tienes razón: ¿Quién eres tú para reclamar tu propia vida?
Te voy a decir lo que eres:
Te distingues de los hombres realmente grandes, sólo por un rasgo. El gran hombre ha sido como tú un pequeño hombrecito, pero ha desarrollado una cualidad importante: ha aprendido a ver dónde era pequeño en su pensamiento y en sus acciones. En la realización de una tarea escogida por él mismo ha aprendido a darse cuenta de la amenaza que representaba su pequeñez y su mezquindad. Entonces el gran hombre sabe cúando y en qué es pequeño. El Pequeño Hombrecito no sabe que es pequeño y tiene miedo de saberlo. Cubre su pequeñez y debilidad con fantasías de fuerza y grandeza, la fuerza y la grandeza de otros hombres. Está orgulloso de sus grandes generales, pero no de sí mismo. Admira las ideas que no tuvo y no las que sí pensó. Cree mucho más en las cosas que no comprende, y no cree en las veracidad de las ideas que entiende más facilmente.
Fragmento extraido de la obra " Escucha , Pequeño Hombrecito" de Wilhelm Reich. Documento humano escrito en 1945 que surge como réplica silenciosa al comadreo y la calumnia. Proclama entre sus páginas la confianza en los inmensos tesoros inexplorados que se esconden en el fondo de la naturaleza humana y que están previstos para colmar las esperanzas de los hombres.
La calumnia, el cotilleo, el comadreo, son cosas que odio profundamente, sobre todo desde que vivo en un pueblo y aquí se sabe todo lo que hacemos todos. Yo, que paso por la vida ausente, no me gusta que me vengan con cuentos y no me gusta haber perdido el anonimato que me daba vivir en una gran urbe. Creo que las motivaciones de esos pequeños hombres, o mujeres, personas al fin de al cabo, es la envidia, todo lo explica la envidia pura y dura.
ResponderEliminarBuenos días darling!!
Que gran verdad éste fragmento! Genial!
ResponderEliminarUn saludo :)
Si murmurar la verdad aún puede ser la justicia de los débiles, la calumnia no puede ser otra cosa que la venganza de los cobardes. (Jacinto Benavente)
ResponderEliminarLas palabras de Marikosan bien pudieran ser mías, totalmente de acuerdo con ella.
Un beso Dani