- Si ha venido usted para convencerme de que la Compañía de Jesús y las demás congregaciones religiosas se componen de ángeles, puede usted retirarse.
- No, señor; no he venido con el fin que usted supone, aunque no de ángeles, sino de Ministros del Señor están compuestas las congregaciones religiosas. He venido a saber si desea usted ponerse a bien con Dios.
- Más difícil que ponerse a bien con Dios es ponerse a bien con los hombres, y lo he conseguido.
- En este caso confiesa usted que le costará poco trabajo ponerse a bien con Dios.
- No, quiero decir que me costaría poco en el caso que Dios existiera -repuso Floreal.
- ¿Ah! Con que usted es ateo- exclamó el jesuita con fingida sorpresa. -¡Nunca lo creyera en una persona de la inteligencia de usted! Herejes ha habido muchos en el mundo; herejes que no han creido en la religión católica o en alguna otra, pero herejes de Dios no ha habido ninguno. Es usted el primero.
- Me felicitaría de ello y lo sentiría por la humanidad si fuese cierto lo que usted dice; más no lo es. Si los sabios no fuesen hipócritas, todos se hubieran declarado ateos. También se lo declararían si no ambicionaran más dinero o más comodidades que las que pudieran agenciarse diciendo la verdad. El día que deje de ser reina del mundo la hipocresía, se acabarán los dioses y las religiones; se acabarán también los Ministros de Dios.
- ¡Me llama usted hipócrita!
- Me ha parecido menos enojoso y más justo que llamarle tonto.
- Veo que es usted incorregible.
- Soy sincero. Usted viene a confesarme a mi y quién debería confesarse es usted. Usted viene a convertirme a mi y quién debería convertirse es usted; porque usted ha cometido más pecados que yo y vive mucho más equivocado que yo también.
- Según su opinión- dijo el jesuita.
- Según los hechos de cada uno- replicó Floreal.
Otra vez quedo el cura un tanto perplejo; luego dijo:
¡Qué lástima que no sea usted de los nuestros!
- ¿De quienes? - preguntó Floreal.
- De los creyentes.
- Si precisamente aquí el creyente soy yo y usted el incrédulo. Usted no cree en nada y sólo hace como que cree en Dios. Usted no cree en la virtud. Usted no cree en el amor. Usted no cree en el hombre, en la bondad del hombre. Usted no ve más que tinieblas en la tierra, y, como sólo ve luz en el cielo y duda de que el cielo exista, usted no cree en nada. Si usted y los suyos creyeran, ¿acaso habrían cometido tantas maldades?
Fragmento extraido del libro "Sembrando flores" de Federico Urales escrito en 1906.
Uff, eso hace sangre a los creyentes ortodoxos.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho la conclusión y como has conducido el diálogo.
ResponderEliminarUn beso.
Sin palabras. Va donde duele sin intención de hacer daño. Cojonudo.
ResponderEliminarUn abrazo.
:O
ResponderEliminarParece buen libro. Me cayó muy bien Don Floreal. Muy bien.
Un besazo, Dani. Gracias por compartirlo :)
Fijate, más de 100 años después y todo sigue igual... :)
ResponderEliminarUn abrazo.
Ojala fueran solo 100 años, querido minimono, llevan toda la vida igual. Por cierto, te recomiendo el libro. Un abrazo.
ResponderEliminarComo bien decís es directo, sin fisuras y totalmente actual. Claro ejercicio de autor anarquista de principios del XIX cuya doctrina está basada en el librepensamiento y en el respeto por el ser humano.
Gracias a todos por los comentarios. Abrazos.
Las religiones en su conjunto, no dejan de basarse en esta filosofía, el respeto y el amor por el ser humano y la naturaleza. A mi también me ha gustado y pienso comprar el libro.
ResponderEliminarPor cierto y ahora que me acuerdo, ví que en tu perfil tienes puesto uno de mis libros preferidos, los renglones torcidos de dios, asi que sé que puedo hacer caso de tus recomendaciones literarias.
Un besito y buenos días!
Hola Daniel, me ha gustado muchisimo el fragmento que nos dejas de este libro que me lo anoto para comprarmelo, pienso que el problema no son las religiones ya que si nos paramos un poquito todas van a parar a lo mismo o mismo Dios, pero cada religión con diferente nombre, el problema de todas ellas son los autoproclamados "Ministros de Dios" que las regentan y que cada vez se va viendo la gran hipocresia que tienen y que esta frase del libro les va de maravilla "El día que deje de ser reina del mundo la hipocresía, se acabarán los dioses y las religiones; se acabarán también los Ministros de Dios".
ResponderEliminarA estas gentes lo único que les mueve es el egoísmo, por eso me revienta muchas cosas de las que hacen por no decir todas, tambien me quedo con esta frase de libro "Si usted y los suyos creyeran, ¿acaso habrían cometido tantas maldades?", nunca mejor dicho, te felicito por haberlo puesto y así lo hemos conocido.
Bueno Daniel, no se si te gustara pero tienes algo en mi blog para ti, te lo mereces!!.
Besos!!
¡Vaya Daniel! este pequeño fragmento me ha dado mucho en que pensar.. La verdad es que pienso leerme este libro porque me has dejado con la intriga.
ResponderEliminarUn beso grande.
Fantástico, Daniel. Me has dejado con las ganas de leerme el libro, éste es uno de los temas que más sacan de mí... Me ha gustado la parte de "usted no ve más que tinieblas en la tierra, y como solo ve luz en el cielo y duda de que el cielo exista, usted no cree en nada". Genial, ¿eh? Comparto esa opinión.
ResponderEliminarUn besazo muy grande!:)
Lo máximo Daniel!!1
ResponderEliminarhe quedado encantada, asi que leeré aquel libro.
Hace años que quiero conseguir ese libro!
ResponderEliminarMi bisabuelo nombro a sus hijos como los personajes de la historia, nunca había podido leer nada, es lo primero que veo y más ganas me da de poder conseguirlo!!