viernes, 14 de enero de 2011

PEQUEÑO HOMBRECITO


"¿Qué derecho tienes para darme lecciones?" Puedo ver esta pregunta en tu mirada temerosa. La oigo de tu arrogante boca, Pequeño Hombrecito. Tienes miedo de mirarte, tienes miedo de la crítica, Pequeño Hombrecito, lo mismo que tienes miedo de la potencia que se te promete. No sabrías utilizarla. No puedes imaginarte que un día podrías sentirte de distinta forma: libre y no acobardado, sincero y no traicionero; que puedes amar en pleno día y no clandestinamente como un ladrón en la noche.

Tú mismo te desprecias, Pequeño Hombrecito. Dices: "¿Quién soy yo para tener una opinión personal, para decidir mi vida, para decir que el mundo me pertenece?" Tienes razón: ¿Quién eres tú para reclamar tu propia vida?

Te voy a decir lo que eres:
Te distingues de los hombres realmente grandes, sólo por un rasgo. El gran hombre ha sido como tú un pequeño hombrecito, pero ha desarrollado una cualidad importante: ha aprendido a ver dónde era pequeño en su pensamiento y en sus acciones. En la realización de una tarea escogida por él mismo ha aprendido a darse cuenta de la amenaza que representaba su pequeñez y su mezquindad. Entonces el gran hombre sabe cúando y en qué es pequeño. El Pequeño Hombrecito no sabe que es pequeño y tiene miedo de saberlo. Cubre su pequeñez y debilidad con fantasías de fuerza y grandeza, la fuerza y la grandeza de otros hombres. Está orgulloso de sus grandes generales, pero no de sí mismo. Admira las ideas que no tuvo y no las que sí pensó. Cree mucho más en las cosas que no comprende, y no cree en las veracidad de las ideas que entiende más facilmente.

Fragmento extraido de la obra " Escucha , Pequeño Hombrecito" de Wilhelm Reich. Documento humano escrito en 1945 que surge como réplica silenciosa al comadreo y la calumnia. Proclama entre sus páginas la confianza en los inmensos tesoros inexplorados que se esconden en el fondo de la naturaleza humana y que están previstos para colmar las esperanzas de los hombres.