domingo, 10 de julio de 2011

EL PASO DE LAS ESTACIONES

El miedo a las alturas detuvo la caída esperada, no importaba la causa ni siquiera el culpable; ella no entendía de momentos. Dolía y lo hacía demasiado fuerte, insoportable hasta para las contracciones más enérgicas. Sentía arder su fuero más interno, el calor de las llamas asfixiaba en silencio su duelo; un pecho tenso esperando a recibir el golpe, si ha de venir que al menos esté preparada para recibirlo - solía decirse.

Inmersa en terapías de diagnóstico reservado guardadas bajo llave, ahora descansa en las entrañas de la bestia. En cada gesto aún ve aquellos recuerdos donde se conocían, donde se amaban, donde se perdían para siempre. Ahora que te encontró de nuevo, la llama que aquel día encendieron aparece desgastada, sin aliento. En la lejanía que el paso del tiempo nos proporciona, las viejas fotos toman nuevas dimensiones. Mira detenida aquello retratos de tiempos pasados y no reconoce los motivos originales que nublaron los sentidos. Recuerda que les gustaba caminar al filo de la navaja y que nunca les dió por echar un vistazo hacia abajo para saber que era eso del abismo.