Escapar de la mesura de la razón absorto en naufragios enloquecidos durante los primeros días de cada mes. Cincelar las estatuas de sal que sufran de abandono momentáneo. Trazar el camino que guíe la espuma del mar hasta unos pies algo agrietados.
Descubrir que soy esclavo de palabras buscadoras de naturaleza viva mientras trato de perseguir esencias carnales con las que impregnar los cimientos más dañados. Curiosear entre nubes grises y claras, enormes y pequeñas, serenas y furiosas.
Soñar mientras juego, sonreir mientras camino.