martes, 19 de abril de 2011

TIEMPOS DE SENCILLEZ

Hasta el viento me suspira que el aire ha perdido el orden. Anda atrapado en una odisea de ráfagas a contracorriente; desconcertado, pretende tomar asiento y recuperar algo del aliento olvidado en cualquier rincón visitado. Allá a lo lejos parece haber encontrado un refugio temporal; se trata de un pequeño escondrijo cubierto de una suave tela.

Entre susurros me dice que busquemos un lugar bajo la sombra del árbol más hermoso que exista. En ella encontraremos todo el cobijo necesario, será el que ambos decidamos crear. Crecerá a partir nuestra, tendrá la forma que queramos darle, serán nuestras manos artesanas las que dibujen su figura. De sus entrañas aflorarán las más exquisitas fragancias que olfato alguno haya olido jamás. De sus raíces brotarán las flores más hermosas que mirada antes pudiera haber contemplado. De sus ramas colgarán los frutos más sabrosos que paladar pasado haya saboreado antes.

Serenos, aparecen nuestros cuerpos recostados sobre su tronco; en mitad del silencio, nuestras almas bucean tranquilas entre posibles mañanas. El tiempo aparece sorprendido y decidido a detener su irrefrenable marcha, no entiende como dos extraños son felices bajo la ridícula sombra de un árbol seco y deprimido por la fiereza del otoño.

Quizás no encuentres lo que buscas jamás si todas tus atenciones van siempre dirigidas hacia la búsqueda de la situación ideal y perfecta. Busca en lo impensable, en lo extraño, en lo absurdo; puede que ahí sí, encuentres la llave que abra las puertas del camino que siempre esperaste encontrar.