sábado, 2 de abril de 2011

AFONIA PROGRESIVA

Signos desconocidos surgen de lo inesperado para, en esta nueva realidad, cobrar un sentido singular y relevante. En una sociedad de palabra cada vez más caduca y tramposa algunos oídos quizás comiencen a imaginar un mundo afónico en el que la voz aparezca cansada y fatigada; un mundo donde el signo preceda al testimonio.

Atendiendo a las evidencias de las continuas sacudidas que nos agitan a diario, creo observar que la palabra está tratando de decirnos que se desmorona, que se siente débil y enferma, que necesita que despertemos y que, precisamente esa somnolencia que nos cubre, la está devorando por dentro. Hace tiempo emprendió un camino largo buscando sucesor y parece que aún no ha dado con él; lo que si ha entendido es que quizás sea mejor desaparecer al comprobar como las personas a través de ella, se ven envueltas en una espiral de violencia, inhumanidad y muerte.

Andamos sobre el terreno con la falsa seguridad de creer en la indefinidad de todo cuanto nos rodea. Usamos y tiramos sin control, manamos en supuestas fuentes inagotables de valores y devoramos las carnes próximas con una ferocidad propia del depredador más ávido y violento.

En nuestra necesidad por cambiar las cosas estará la posible extinción o no de la argumentación más destacada que posee el ser humano para comunicarse y, lograr así, devolver de nuevo algo de cordura a la existencia.