jueves, 2 de diciembre de 2010

CAMINANTE, NO HAY CAMINO........

Una tremenda pesadez descansa sobre mis ojos. Es demasiada la angustia y la fatiga acumulada. El valor desaparece, victima del propio agotamiento. Sucumbir significaría la rendición. Sucumbir significaría la muerte. Me encuentro abatido pero no hundido. Espero mi momento, será entonces cuando las campanas suenen anunciado la llegada de una nueva era. Una era de cambios, una nueva edad de revolución. La revolución de las ideas volverá a nuestros hogares, descansará junto a nuestra almohada. No tratéis de impedírmelo, pues ando decidido de hacerlo. Unicamente el cambio nos salvará de este destino oscuro que al final a todos nos estará esperando.

Un hombre por si solo no moverá el mundo pero si pondrá la primera piedra para que el mundo nunca deje de girar buscando desesperando el movimiento exacto, que le permita saber que solo allí estaremos a salvo. La conciencia mundana es más visible de lo que se le presupone. Atiende al concepto de salvación única, el hecho de buscar la liberación terrenal y eterna aquí en la tierra como en el cielo. Quizás ese intento de ponernos a salvo debiera partir de miradas autocríticas, constructivas y progresistas. La salvación única, al igual que el pensamiento único, deberían formar parte del ranking de cosas por abolir de este mundo.

Las personas planteamos en función de lo que demandamos. Demandamos en consonancia de lo que necesitamos. Necesitamos lo que se presupone necesario. ¿Quién dice que es necesario? Sabemos cuales son las verdades necesarias para seguir formando parte de todo esto. Aun así, mostramos nuestro empeño más testarudo en implicarnos en demandar necesidades estériles y vanidosas. Comprobar que el orden es perfecto, solventa la incesante desazón en el que nuestra capa más profunda descansa. Nunca en paz, eso se les supone a los que deciden abandonar y dejarnos de lado. Es posible que en otro paraíso, se esté mejor. Nadie nos asegura que no lo sea. Tienes 2 opciones: O  te quedas, y tragas con lo que te toque en suerte. O te largas, y disfrutas de una de entrada incertidumbre que no sabes donde te conducirá.

El castigo de estar presente nos viene dado en dosis perfectas. Especular con el hipotético resultado desmerecería el efecto resultante. Si incluso en esos momentos, la acidez derivada por una angustia incontrolable no te permitiera regodearte en los planteamientos obtenidos, te invitaría a marcharte y apoyaría que nos abandonara. Encontraré las palabras perfectas para despedirte. Se te rendirá el deseado tributo a los postres. La aritmética emocional adecuada nos servirá de balsa de aceite para hacerte cruzar al otro lado. Nada de inventos diezmados, ni de sujetos a caballo.

Dejad que existan cosas que se escapen del control autoritarista preestablecido. No se puede reconducir a la persona con medidas de hierro. El hierro metaliza lo humano, resta de sensibilidad a las emociones, las vuelve herméticas y miserables. Si el metal sustituye los sentidos, retornaremos a la edad metálica. Si es allá hacia donde tus pasos te llevan, disculpa que me baje, pero mis huellas se verán dirigidas en el otro sentido. Mi apuesta es clara. Sentido gana al metal. Ideas doblega a la manada. Revolución vence a pasivismo.


Si tu lucha es la mía, coge mi mano y camina conmigo. Si tu lucha es distinta, te deseo las mejores de la suerte. Al final todos buscamos el final del camino, en el que poder al fin descansar plácido y sentarnos a ver pasar lo logrado a lo largo de la senda ya caminada. Sólo ahí, podré cerrar los ojos y con la calma otorgada de mi corazón, podré al fin………… descansar tranquilo.

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